jueves, 19 de junio de 2008

Sueños Vespertinos

El niño me dijo del juguete roto
-me mostró la piedra y el palo-
Me contó de su estómago vacío
y del silencio que cubría su cara.

El niño me arrastró hasta la cima
y me enseñó su tierra moribunda.
Caminé junto a él bordeando el precipicio
y juntos rodamos cuesta abajo.

Alguien me dijo de su ausencia.
De vidrieras sentenciadas al olvido.
De comidas sin semillas
y un polvo gris cubriendo los caminos.

Yo traté de mirar pero no pude,
porque una explosión cegaba mis sentidos,
y una hermosa mariposa volvía a ser gusano.

Alguien me dijo que no engendraba fantasías;
porque otro alguien le había disparado.

3 comentarios:

Elisabet Cincotta dijo...

Doloroso poema, desgarra y siembra tristeza, pero guarda la vista fuera de uno y se reflexiona.
Los dos últimos versos conmueven.
Felicitaciones por este nuevo blog.
besos
Elisabet

Gabriela dijo...

Hola, Pedro, felicitaciones por la nueva casa.
Poema fuerte, real, y con tu característica cadencia que me gusta mucho.

Cariños.

Gabriela Abeal.

Migdalia B. Mansilla R. dijo...

Conmovedor poema. Lo leo desde dentro y alli se queda.

Por otro lado, ¡qué bueno encontrar otro lar para solazarnos en tu poética!

Besos,
Migdalia